lunes, 20 de abril de 2015

"El Niño" de Helen Buckley

"El Niño" de Helen Buckley

Érase una vez un niño que acudía por primera vez a la escuela. El niño era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.

Una mañana, estando el pequeño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.

Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.

Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.

Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.

Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.

Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.

Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿Qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿Cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”
 
 
Este cuento nos debe de hacer para a pensar en cómo estamos influyendo en nuestro alumnado, dándonos o no cuenta de lo que mostramos o no mostramos con nuestras palabras, gestos... El alumnado absorbe todo como una esponja.
Tal vez la formación que tod@s necesitamos no la estamos sabiendo ver y se nos escapa de nuestro punto de mira y no nos damos cuenta con normas, burocracia, competencias... 
Y lo importante, una mirada, el compartir, nuestros diálogos, un gesto, los juegos del patio... no lo sabemos valorar en su medida. Y es ahí donde se encuentra la formación.
 
Pensemos
  • ¿Qué le pasó al niño la primera vez que la maestra le dijo que iban a hacer un dibujo?
  • ¿Cómo esperaba la maestra que fueran los dibujos de las flores?
  • ¿Qué quería la maestra que moldearan en arcilla?
  • ¿Cómo aprendió a hacer las cosas el niño?
  • ¿Qué le sucedió al niño en la segunda escuela cuando la maestra pidió a los niños que dibujaran?
  • ¿Por qué crees  que el niño reaccionó de ese modo en la nueva escuela?
  • ¿Por qué la maestra de la nueva escuela dejaba que los niños dibujaran lo que quisieran?
  • ¿Cuál crees que es la mejor actitud de enseñanza en la escuela, la de la primera o la de la segunda maestra? ¿Por qué?
 
 
El pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las que hacían los demás y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.

 
 
 
 
 
 
 

   

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